domingo, 20 de septiembre de 2009

Gordos

“AzulOscuroCasiNegro” fue una refrescante y estimulante revelación, un film muy inspirado, divertido y a la vez reflexivo, que se convirtió casi desde el primer instante en una pequeña obra de culto, con una recaudación más que digna (lo que tampoco significa que fuera un éxito), pero con un prestigio crítico más allá de cualquier duda. Hoy es considerado además como un film generacional porque sirvió de carta de presentación de actores hoy muy proyectados (Quim Gutiérrez, Antonio de la Torre o Raúl Arévalo) y de un joven guionista madrileño, Daniel Sánchez Arévalo, que con este film debutaba después de curtirse a base de cortos (“Gol”, “Profilaxis” o “Física II”, el germen del que nació “AzulOscuroCasiNegro”).

Tres años y un corto después (el premiado “Traumatología”) Sánchez Arévalo se decide a pasar la reválida del segundo film, “Gordos” es su nuevo trabajo y en él vuelve a demostrar su solvencia a la hora de combinar comedia y drama, en esta ocasión llegando a terrenos tan “berlangianos” por los que podría despeñarse el más pintado. Sánchez Arévalo sale airoso de empeño y en “Gordos”, un film que da un paso adelante con respecto al anterior y que resulta ser una oferta ambiciosa, delirante, excesiva, pretenciosa, entrañable, directa, sincera y atrevida.
Con la excusa de una terapia de gordos que requiere un desnudo físico y emocional se nos cuentan un variado abanico de historias que pretenden ser un ejemplo de magistral conexión entre ellas, aunque lo cierto (y este es uno de los pocos peros que se le puede encontrar al film) es que no todas tienen la misma intensidad ni están enlazadas todo lo bien que podrían haber estado (en concreto la historia de la ingeniera de telecomunicaciones desaparece incomprensiblemente de la trama para ser retomada muy tardíamente).

Tras las historias de Enrique (un excelente Antonio de la Torre que engordó 33 kilos para este film), un homosexual que no se acepta, que presentó un milagroso producto dietético que evidentemente era un engañabobos y que perdió su empleo cuando perdió su envidiable figura; de Alex y Sofia (Raúl Arévalo y una sorprendente Leticia Herrero que también ganó un peso considerable para este film), una pareja ultrareligiosa tentada por los placeres terrenales y por los remordimientos (aunque por otra parte la dieta del cucurucho a ella le ayude en su lucha contra la báscula); de Andrés (Fernando Albizu), al que la perdida de peso es una cuestión de salúd y en cuya disfuncional familia perfecta se destapa un importante secreto; de Leonor (María Morales), una ingeniera de telecomunicaciones cuya obesidad obedece a un incomprensible deseo de ser abandonada por su pareja; y por último de Abel (Roberto Enríquez), el terapeuta que les trata y que no predica con el ejemplo ya que el cambio físico que experimenta Paula (Verónica Sánchez), su mujer embarazada, le provoca rechazo.

“Gordos” no es en realidad una película sobre gordos, es una película sobre cualquier hijo de vecino, sobre los complejos, la culpabilidad y las incomprensibles contradicciones que todos padecemos o como dice el director “sobre el peso que todos nos echamos al hombro”.
Lo grotesco y lo surrealista combinan a la perfección con lo tierno y lo mundano (algo que empieza a ser una marca de fábrica de su director), en esta ocasión con el añadido de grandes dosis de sexo (ausentes en su debut) y una finada dirección de actores (grata sorpresa la de Verónica Sánchez, actual pareja de Sánchez Arévalo, a la que miraremos con otros ojos a partir de este film).

“Gordos” requiere de un esfuerzo mayor que “AzulOscuroCasiNegro” y no deja el convencimiento de haber visto una obra redonda como aquella, necesita de segundas lecturas para extraer más matices, pero es un importante paso adelante en la carrera de su director que no ha decidido tomar el camino fácil, repitiendo formulas y esquemas; al film le sobra ambición y le falta la modestia de su debut pero posee una poderosa riqueza visual y argumental al que merece darle una oportunidad. Un film difícil que dividirá al público y un importante paso adelante le pese a quien le pese.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo un apunte: Leticia Herrero no ganó peso para realizar la película. Más bien lo perdió. Leticia era profesora de autoescuela y ocasional modelo de tallas grandes debido a su complexión. Para esta película tuvo que adelgazar varios kilos.

Un saludo