
Después de un salvaje y descacharrante gag este film nos pone en preaviso de que probablemente los que nos resulte más ridículo sea, precisamente, lo más verídico. Las operaciones secretas que las Fuerzas Armadas Americanas realizan desde los años 60 dieron pie a un paródico ensayo de investigación que el periodista Jon Ronson bautizó con un estrambótico título, “Los hombres que miraban fijamente a las cabras”, y que llamó poderosamente la atención de de George Clooney y de Grant Heslov, su socio en la productora Smoke House. Algo a primera vista inadaptable se convirtió en una nueva incursión por parte de Clooney en la comedia excéntrica – sus trabajos con los Coen le sirvieron de rodaje – y en el debút de Heslov en la dirección, dejando atrás una carrera muy discreta como actor.

Para dar vida a estos militares chamánicos el film requería de actores capaces de arriesgarse y de tomarse también muy poco en serio, Jeff Bridges y Kevin Spacey – que ya habían coincidido previamente en “K-Pax” – resultaron ser las elecciones perfectas para encarnar, respectivamente, al líder espiritual y a la oveja negra de este rebaño de hombres vestidos de verde. Ewan McGregor, por su parte, se encargó de dar vida al alter ego de Ronson, el periodista que viaja a Iraq aprovechando un desengaño amoroso para investigar sobre tan curioso ejército, sirviendo así de hilo conductor de la historia – en tiempo pasado y presente -. El ubicuo Stephen Lang – muy de actualidad por ser el villano en “Avatar” – tiene un papel menos destacado y Robert Patrick – el inolvidable T-1000 de “Terminator 2” – tan solo cuenta con una única escena.

Aunque no es sencillo explicar de qué va “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” trataré de hacerlo en este parrafo. El periodista Bob Wilton (Ewan McGregor) se decide a viajar a Iraq después de que su mujer le haya pedido la separación – para iniciar una nueva vida con un manco – para demostrar y autodemostrarse de lo que es capaz. Allí conoce a Lyn Cassady (George Clooney) un misterioso hombre que le confiesa pertenecer a una Fuerza Especial de Guerreros Jedi en busca de una misión secreta – casi mística -. En su afán por investigar más sobre el tema, Bob le acompañará conociendo así la historia del Ejercito de la Nueva Tierra, de su creador Bill Django (Jeff Bridges) y del Judas que le traicionó (Kevin Spacey).

“Los hombres que miraban fijamente a las cabras” es más del estilo de los Hermanos Coen que su último film, el sombrio y fallido “Un tipo serio”, habría sido interesante comprobar el partido que habrían sacado ellos a este material ajeno, que además cuenta con dos de sus actores preferidos, Clooney y Bridges. Similitudes no faltan con alguno de los títulos de la vertiente más desenfadada de los Coen.

Valoraciones críticas aparte, este film merece única y exclusivamente su visionado por ver como el plantel de excelentes y desprejuiciados actores hacen, literalmente, el cabra. Aunque, por desgracia, toda esa química y diversión que se intuye hubo entre los actores, no traspasa la pantalla ni llega a la platea, especialmente en su desenlace. En resumidas cuentas, un film que ni ofende ni aporta nada nuevo.
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