domingo, 8 de noviembre de 2009

Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Cinco meses después del progresivo éxito de “Millennium 1” y coincidiendo aún con ésta en cartelera, nos llega la primera secuela del fenómeno literario sueco reconvertido ahora en exitosa franquicia cinematográfica. “Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” retoma las andanzas del periodista Mikael Blomkvist y de la ambigua hacker de la informática Lisbeth Salander – por sí queda alguién para quien aún sean un misterio – desde donde la acción nos dejó, como he dicho, hace apenas 5 meses.

Las dos diferencias más destacables que se encuentran en esta continuación con respecto a la predecesora es que la historia abandona un entorno familiar para adentrarse en un entramado político más complejo y el claro protagonismo que se le otorga al verdadero alma de la obra de Stieg Larsson – la carismática y sufrida Lisbeth Salander – en detrimento del “supuesto” protagonista de la obra literaria, el periodista freelance Mikael Blomkvist, creador de la revista “Millennium”.
Pruebas incriminatorias señalan a Salander como la autora material de un triple asesinato, Blomkvist seguro de su inocencia buscará las pruebas necesarias que la inculpen, destapando así una trama de trata de blancas en la que están implicados importantes personalidades suecas y en cuya trastienda se ocultan dolorosos fantasmas del pasado.

“Millennium 2” – y también “Millennium 3” que se estrenará a principios del año que viene – han cambiado de director, ahora el responsable es Daniel Alfredson – hermano mayor del Thomas Alfredson el artífice de la gran sorpresa del cine sueco de este año, “Déjame entrar” – y el cambio, siendo sincero, ha sido para peor ya que la labor de condensación y de eliminación de lo superfluo de la obra no se ha acometido con brillantez. La narración avanza a trompicones, un ritmo desigual que confluye en un desenlace excesivamente acelerado, y no por casualidad “Millennium 2” cuenta con 25 minutos menos de metraje para contar un libro – para muchos el mejor de la trilogía – más extenso y complejo.

Por lo demás “Millennium 2” sigue contando con sus dósis de intriga, de acción, de violencia y de sexo – con un atrevido y explícito polvo lésbico - , con una factura televisiva indisimulable y con un actor muy limitado, Michael Nyqvist, que refuerza la teoría de que se trata de un grave error de casting.
Y aunque se aten cabos sueltos y se confirmen cosas que en “Millennium 1” tan sólo se planteaban timidamente, lo cierto es que toda la atención vuelve a recaer en el personaje de Lisbeth Salander – y mucha culpa de ello la tiene el carisma de Noomi Rapace, una actriz a la que se augura un brillante porvernir – sin el cual esta insatisfactoria secuela sería un absoluto naufragio.

El año próximo veremos como se le vuelve a vejar y a torturar a Lisbeth, y como una vez más remonta el vuelo en el cierre de la clamorosa trilogía deslucida con esta entrega. Confiémos que en la próxima ocasión, la definitiva – siempre y cuando no aparezcan más manuscritos inéditos del desaparecido Larsson para alegría de su indecente familia – se eche el cierre con mucho más brio y pasión.

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