
El director Ron Howard se apresuró a comprar los derechos de adaptación sobre el mismo, con la intención de dirigirlo, pero su apretada agenda - “Frost contra Nixon” y “Angeles y demonios” - le hizo desistir de su empeño; entonces decidió pasar el testigo a Clint Eastwood, reservándose un papel como productor (junto a Eastwood y Brian Grazer) en el proyecto que empezó a cobrar forma con la inmediata aceptación de Eastwood. Con “el intercambio” de directores pienso que todos hemos salido beneficiados, Howard es un director mucho más irregular (“Un horizonte muy lejano”, “Rescate”, “EdTV”, “El Grinch”, “Desapariciones” y “El codigo Da Vinci”), a pesar de indudables aciertos (“Dulce hogar, ¡a veces!”, “Apolo 13”, Una mente maravillosa” y “Cinderella man”).


John Malkovich - felizmente recuperado recientemente en “Quemar después de leer” y con el que Eastwood compartió celuloide en “En la línea de fuego” - fue el elegido para interpretar al Reverendo Briegleb; aunque su participación es secundaria, su presencia es impagable.
El resto del elenco se trata de actores desconocidos, caras nuevas muy bien seleccionadas sacadas de esa gran cantera que es la televisión; Ellen Chenoweth, la encargada del casting, encontró potencial en series como “Ley y orden”: Jeffrey Donovan (“Touching evil” y “Crossing Jordan”) encarna como si de un clon de Guy Pearce se tratase al inmoral Capitán J.J. Jones; Colm Feore (“24”) como el intocable Jefe de la policía de Los Angeles; Michael Nelly (“Los Soprano”) como el detective Ybarra, una de las pocas personas decentes en todo el cuerpo de policía; Geoff Pierson (“24” y “Dexter”) como S.S. Hahn, el abogado especializado en litigios polémicos y exitosos; Jason Butler Harner (“Ley y orden” y “The closer”) como Gordon Northcott, personaje clave en la trama y del que conviene no desvelar nada y Amy Ryan (nominada al Oscar el año pasada por “Adios, pequeña, adios”) en un breve papel interpreta a Carol Dexter, la prostituta de gran corazón que ayuda a Christine en su paso por el manicomio.

Eastwood siempre deja muy claro quien es bueno y quien es malo, sus detractores le echan en cara esa tendencia por los personajes de trazo grueso, en vez de hacerlos más poliédricos (más humanos en definitiva); en “El intercambio” quien va en contra de Christine no tiene atisbos de duda ni presenta la menor humanidad, son la maldad personificada (el capitán, el jefe de la policía, los doctores y las enfermeras del sanatorio, etc). Aparte del discutido protagonismo de la Jolie, este sería uno de los pocos peros que se le pueden sacar a este estupendo film, que aunque no alcance la categoría de obra maestra vuelve a demostrar que para Eastwood contar cualquier historia (por compleja que sea) parece cosa de coser y cantar; además consiguiendo siempre emocionarnos sin que decaiga el interés de su largo metraje.
En esta lucha del individuo contra el sistema Clint Eastwood vuelve a ocupar con comodidad una posición que desde hace unos años a esta parte ocupa, el de ser el último cineasta clásico, para muchos (entre los que me incluyo) una posición merecida, para otros no.
1 comentario:
Aprendi mucho
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