martes, 21 de abril de 2009

Déjame entrar

“Déjame entrar” es, como poco, una película insólita e innovadora, insólita por ser uno de los pocos films suecos que transpasan nuestras fronteras e innovadora por reinventar un género como el vampirismo, en el que parecía estar todo dicho. A primera instancia el argumento de “Déjame entrar” puede crearnos una idea equivocada de estar ante una variante de “Crepúsculo”, nada más lejos de la realidad.
El film de Tomas Alfredson se ha ganado el prestigio a base de recorrer con éxito multitud de festivales (Edimburgo, Toronto, Tribeca, San Sebastián, Gijón, Sitges,…) y ha sido tildado por la crítica especializada de poco menos que de obra maestra, algo que le distancia sobremanera del film de Catherine Hardwicke, cuyas demoledoras críticas han contradicho un éxito comercial desproporcionado.

Basado en la primera novela de John Ajvide Lindqvist (“Lat den rätte komma in”, 2004), un tipo peculiar en cuyo currículo se pueden encontrar oficios tan variopintos como el de cómico o ilusionista, el cual se ha encargado también del guión cinematográfico de su propia obra. Todos sus libros han tenido una gran acogida en Suecia y han sido traducidos al noruego, danés, polaco, alemán, ruso y español.
Ambientada y rodada en Blackeberg, un suburbio de Estocolmo, en dos meses (febrero y marzo de 2007), el binomio Alfredson-Lindqvist se decantaron por dos jóvenes desconocidos (Kare Hedebrant y Lina Leandersson) ambos de 12 años y sin ninguna experiencia frente a las camaras, para interpretar a Oskar y Eli. La acción tiene lugar a primeros de los 80, algo que en ningún momento se menciona, el papel obsoleto de las paredes, los peinados, los vestidos y las canciones de la radio tienen esa misión, ubicarnos en el tiempo.

Oskar (Kare Hedebrant) es un chico introvertido que sufre el acoso de sus compañeros de clase; él nunca les planta cara y descarga su ira lanzando improperios y clavando un cuchillo en un árbol. Eso y el desdén que siente por parte de sus padres han hecho que Oskar desarrolle una extraña fascinación por todo lo que tenga que ver con el crimen, guardando incluso recortes de asesinatos. Una noche conoce a su nueva vecina, una chica de su misma edad llamada Eli (Lina Leandersson), que vive con un hombre adulto llamado Hakan (Per Ragnar). Eli tiene la tez pálida, no sale de día y no parece afectarle el frío, mientras que Hakan aprovecha cualquier descuido para desangrar un cuerpo humano con el que alimentar a Eli. Oskar no tarda mucho en descubrir lo evidente, que Eli es una vampira y que no es su yugular lo que ansía; ella pretende darle la confianza necesaria para enfrentarse a sus atacantes.

Si no contara con una cuidada estética y con el respeto que en todo momento muestra, este film podría haber caído fácilmente en lo risible, pero aporta muchas novedades y mantiene algunos tópicos vampíricos que le hacen ser una obra tan original y renovada. “Déjame entrar” se desmarca de ambientes góticos y oscuros, tan habituales en las películas de vampiros; aquí es la nieve y la luz las protagonistas. Tampoco se abusa de lo sangriento y grotesco, los golpes de efectos son más bien pocos pero muy logrados. No hay crucifijos, ni estacas, ni ataúdes, ni ristras de ajo, eso sí, los vampiros mantienen la elegancia y la educación de su pasado noble y no pueden entrar en ninguna casa sin ser antes invitados (de ahí su peculiar título).
Calificar este film de obra maestra quizás sea excesivo, pero desde luego quedará para la posteridad como uno de los films fantásticos europeos más estilizados e inteligentes de los últimos años, con algunas escenas que serán muy difíciles de olvidar: Hakan con el rostro desfigurado abranzando a Eli, el brutal ataque de los felinos, la mujer cuyo cuerpo arde por el contacto con los rayos del sol y el desenlace final en la piscina. Decir que “Déjame entrar” cuenta con uno de los finales más impresionantes y impactantes últimamente vistos no es sin embargo excesivo. Indudablemente ganará con cada visionado.

3 comentarios:

John Mirko dijo...

Vaya!,luego de leer esta crítica realmente debo hacer algo contundente por encontrar esta película y no limitarme a las negativas de mis abastecedores de dvd habituales.
La forma tan sencilla de explicar las particularidades y logros de esta cinta conminan a que el lector se interese sobremanera por la historia.
Felicidades, creo que te debo algunas críticas. Prometo saldar mis cuentas.

babel dijo...

Coincido contigo en que es una muy buena película; lo de obra maestra también me parece exagerado.

La película es fiel al género de terror vampírico, porque se mueve en la necesaria combinación entre terror y romanticismo intrínseco a este tipo de literatura y, por ende, a su plasmación cinematográfica. Las escenas que apuntas al final del post son las únicas que en cierto modo homenajean al cine gótico de vampiros; es decir, son en ese sentido las menos "originales" (aunque están muy logradas), pues existen películas donde se ha grabado algo "parecido" (dejémoslo ahí..). Me parecen mejores esas en las que van descubriendo la primera sexualidad, o todas las formas de acercamiento del uno al otro, o la peculiar relacion de Eli con su... padre?. El final no podía ser otro y, aunque bastante previsible y al uso en este género, redondea la película .

Kasker dijo...

Recomiendo a todo el mundo q la vea, sería un error perdersela por el simple hecho de tener prejuicios hacía las películas sobre vampiros. "Déjame entrar" es algo muy diferente.

Saludos John y Babel, gracias por vuestros comentarios.