miércoles, 27 de enero de 2010

Nine

Lo de Rob Marshall fue llegar y besar el Santo, con su primer largometraje – igual que le sucediera pocos años antes a Sam Mendes – se llevó el Oscar como director y su film fue considerado también como el mejor del año. Ese reconocimiento, en cualquier caso excesivo, obtenido por “Chicago” (2002) era el modo que tenía la Academia de reconciliarse con un género que desde la década de los 60 – “West Side story” (1961), “My fair lady” (1964), “Sonrisas y lágrimas” (1965) y “Oliver” (1968) – no había conseguido batir al resto de películas no musicales, y que casi siempre había tenido una presencia menor en dichos premios.

El paréntesis que supuso “Memorias de una Geisha”, un drama bien resuelto aunque algo soporífero, se cierra ahora con un nuevo musical, “Nine”, pasando del Chicago años 20 a la Italia de los años 60, y tomando como referencia una obra que inspirada en el film más autobiográfico de Fellini, “8 ½” (1963), lleva desde primeros de los 80 representándose con éxito en Broadway y cuyos variados montajes han supuesto éxitos personales en las respectivas carreras de Raúl Julia, Jonathan Pryce, John Stamos o nuestro Antonio Banderas, entre otros muchos.
El guión cinematográfico del musical “Nine” es obra de Michael Tolkin y del finado y tristemente desaparecido Anthony Minghella (“El paciente inglés”) y por tal motivo el film está dedicado a su memoria.
El cineasta Guido Contini (un Daniel Day Lewis que sustituyó al inicialmente previsto Javier Bardem) se encuentra inmerso en una profunda crisis personal y creativa a siete días de iniciarse el rodaje en los estudios Cinecitá de su proyecto más ambicioso – no por casualidad llamado simplemente “Italia” – para el que ya cuenta con la parte financiera, pero para el que no ha sido capaz de escribir ni una sóla línea del guión.

En la mente enferma del excéntrico cineasta italiano se producirá una catarsis en la que se entrecruzarán en tiempo pasado y presente todas las mujeres que de un modo u otro marcaron su vida o le dieron sentido a la misma: Saraghina (Fergie, la cantante de los “Black Eyed Peas”) representa la sexualidad, el adiós a la inocencia; Stephanie (Kate Hudson) es la seductora reportera del “Vogue” que se ha propuesto seducir a Guido; Lilli (Judi Dench) es su diseñadora de vestuario y su confidente; Claudia (Nicole Kidman) es la musa y representa lo imposible, la inalcanzable diva que presumiblemente protagonizará “Italia”; Carla (Penélope Cruz) es la apasionada y abnegada amante, casada al igual que Guido; su fiel y amada esposa Luisa (Marion Cotillard), al tanto de todos los deslices de Guido; y, ¿Cómo no?, su madre (Sophia Loren), que aún muerta se le sigue manifestando para darle sus mejores consejos.

Estas 7 mujeres, las dudas religiosas, el miedo al fracaso – los dos anteriores films del cineasta fracasaron estrepitosamente como se encargan en varias ocasiones de recordarle -, el complejo de Edipo y los remordimientos por la incapidad de ser leal a su esposa, confluyen en la cabeza de Guido, salpicando en forma de números musicales, en los cuales Guido se distancia para ser un mero espectador, salvo en una única ocasión en la que queda claro que Daniel Day Lewis se encuentra fuera de lugar, y que lo suyo no es ni cantar ni bailar.
Cada intérprete femenina cuenta con su momento de gloria, Marion Cotillard es la única que tiene dos números – especialmente emotivo “My husband makes movies” – a su cargo, su capacidad para levantar los aletargados ánimos rivaliza con otros momentos álgidos que tiene el film y que protagonizan Fergie (“Be Italian”), Judi Dench (“Folies Bergere”) y Kate Hudson (sorprendente en “Cinema Italiano”), aunque por desgracia su personaje no deje de ser un simple esbozo en medio de la sencilla trama.

“Nine” es un film que para los amantes del género cumplirá su cometido, cuenta con momentos vistosos y algún aislado momento vibrante y emotivo, pero que no llega a alcanzar la maestría por la frialdad que transmite y por lo forzado que se antojan algunos números musicales en el desarrollo de la historia de Guido Contini. Quien espere encontrarse con otro “Moulin Rouge”, tendrá que esperar otra ocasión y los incondicionales de Day Lewis – como soy yo – tampoco encontrarán una actuación en estado de gracia, por lo que “Nine” queda exclusivamente reservada a los amantes de los musicales y de la cultura italiana.

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