jueves, 5 de febrero de 2009

Valkiria

“Operación Valkiria” se le denominó al protocolo de actuación establecido por las SS para tomar el control en caso de que muriera Hitler y el pueblo tratara de sublevarse, en definitiva era un maquiavélico plan para perpetuar el régimen en vista de los continuos intentos de asesinato fallidos que había sufrido el Führer durante su sangriento mandato.
Como “Operación Valkiria” también se conoció a uno de los últimos planes de atentar contra Adolf Hitler, se perpetró el 20 de julio de 1944 y muy cerca estuvo de cumplir su objetivo, de haberlo hecho habría cambiado el curso de la historia un poco antes, Hitler se quitó la vida 9 meses después. Muchas vidas se habrían salvado.
“Valkiria” es la adaptación lujosa y americana de los hechos - en el 2004 se rodó un telefilme alemán bastante aceptable titulado “Operación Valkiria” dirigido por Jo Baier - y es una oportunidad perfecta tanto para su director, Bryan Singer, como para su productor y protagonista, Tom Cruise, de recuperar el favor del público y la credibilidad perdida por una elección muy desafortunada - “Superman returns” - , en el caso de Singer, y por un sinfín de excentricidades cienciológicas, en el caso de Cruise.

El proyecto que ha reunido al exitoso tándem de “Sospechosos habituales”, Singer como director y Christopher McQuarrie como guionista, ha levantado tormentas de arena desde el mismo momento de su concepción - la polémica elección de Cruise, un presupuesto desmesurado e injustificable, pérdidas de metraje, continuos retrasos en su estreno, montajes y remontajes - ; casi dos años después de empezar a rodarse el film llega por fín a las pantallas.

Tras abrirse el film con la esvástica Nazi, un breve prólogo del Coronel Claus Von Stauffenberg (Tom Cruise) nos explica el motivo de la desilusión generalizada de los alemanes y el porqué muchos altos militares quieren acabar con el Tercer Reich, entre ellos él. Después se nos traslada a una contienda en Tunez (rodada en California en realidad) con la excusa de que sepamos como el Coronel perdió un ojo, la mano derecha y dos dedos de la mano izquierda.
Después se nos presenta uno a uno a los altos mandos que planean el atentado, todos protagonizados con mayor (un recuperado Kenneth Branagh, el siempre estupendo y últimamente ubicuo Tom Wilkinson y el veterano Terence Stamp) o menor fortuna (un inexpresivo Bill Nighy) por actores de carácter; la única presencia femenina de peso es la de la actriz holandesa Carice van Houten como la mujer del Coronel Stauffenberg.
“Valkiria” no es un prodigio de la narración, a veces da la sensación de que mucho metraje debió quedar en el suelo de la sala de montaje, pero el mérito de contar una historia como esta en casi dos horas no se le puede quitar a Singer, cuando casi cualquier director habría necesitado de tres para hacerlo.

“Valkiria” es un film hecho para entretener, más que para deslumbrar; sus meticulosas localizaciones - se rodó casi por completo en Alemania y en muchos de los escenarios reales - y su rigor histórico chocan de frente con una falta de pasión a la hora de contar una historia que por otra parte podría haber dado mucho más de sí. Es como desenvolver un regalo y al quitar capas y capas de papel de regalo darte cuenta de que en el interior no hay casi nada, toda una desilusión a cualquier expectativa preconcebida. A Tom Cruise se le ha criticado muchas veces injustamente pero “Valkiria” no será uno de los papeles por los que se le recuerde, no se puede decir siquiera que esté correcto.
Después del maravilloso trabajo que hicieron recientemente con una materia prima parecida cineastas como Paul Verhoeven (“El libro negro”) o Olivier Hirschbiegel (“El hundimiento”), solo nos queda por saber como saldrá parado Quentin Tarantino con “Inglorious basterds”, después de la decepción generalizada que con toda seguridad provocará “Valkiria”, de Bryan Singer.

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