jueves, 31 de diciembre de 2009

Avatar

La película de las cifras, quince años de preparativos, cinco años para dar forma a un guión, ocho meses de rodaje, dos años de post-producción, para un proyecto desorbitado que ha acabado por alcanzar los 230 millones de dólares de presupuesto – según otras fuentes llegó hasta los 500 -, lo que la convierte en la película más cara de la historia. “Avatar” es el film que nos devuelve a la actualidad a James Cameron, 12 años después de lograr un éxito sin precendentes con “Titanic”, la película más taquillera de la historia del cine y la más Oscarizada – esta distinción compartida con “Ben Hur” - 11 estatuillas, nada más y nada menos. “Avatar” se ha catalogado, antes incluso de su estreno, como un film revolucionario que marcará un punto y aparte en la historia del cine – entiéndase como tecnológico, claro - como en su día supuso la llegada del sonido o del color a las películas. El tiempo lo dirá, pero lo que no hay duda es que “Avatar” supone el colmo de la ambición de un cineasta que en su día se autonombró como “el Rey del mundo”.

James Cameron ya había investigado las posibilidades del 3D realizando un documental para ser proyectado en sistema IMAX, “Ghost of the abyss” (2003), y ahora con “Avatar” ha decidio aprovechar la tecnología existente y llevarla más allá para potenciar el poderoso factor sensorial y visual que se incluye en esta mastodóntica producción que alcanza las dos horas y cuarenta minutos de duracción sin que el ritmo decaiga. Por otro lado el “motion capture” ya ha aportado en esta ocasión más de la mitad de la actuación de los actores designados y el porcentaje ya recae sobre un 60% de imágenes generadas virtualmente frente al 40% de las reales.
“Avatar” cuenta una historia de superación, de ambición y de supervivencia en un planeta llamado Pandora al cual los humanos están tratando de acceder a través de un programa militar llamado Avatar, aprendiendo las costumbres de sus habitantes, los na’vi, y estudiando la relación que les une con el medio ambiente. Detrás del costoso proyecto – como no podía ser de otro modo - se ocultan oscuros intereses económicos y esto lo que descubrirá muy pronto el protagonista, Jake Sully, un ex-marine paralítico que entró en el proyecto de rebote para manejar el Avatar hecho a imagen y semejanza de su hermano gemeno, fallecido tragicamente.

Sam Worthington ya había despuntado en Australia con “Somersault” (2004) y era cuestión de tiempo que Hollywood se lo llevara lejos de las Antípidodas, Cameron presionó para que apareciera también en “Terminator salvation” (2009) que curiosamente se ha estrenado antes que “Avatar” de cuyo fin de rodaje se cumplen ahora exactamente dos años, y ahora todo parece indicar que tendremos Worthington hasta en la sopa; Sigourney Weaver vuelve a tener un papel en sus manos un papel digno, después de unos años muy desaprovechada; todo lo contrario de lo que ahora está viviendo el veterano Stephen Lang que atraviesa el momento más dulce de su carrera con el estreno casi simultaneo de tres importantes films – los otros dos son “Enemigos públicos” y “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” -; menos presencia tienen los personajes que encarnan la bella Michelle Rodríguez y Giovanni Ribisi.

La película estéticamente es intachable, está cuidada hasta el último detalle porque no se han reparado en gastos, y la imaginación derrochada en el diseño de los alienígenas, los animales, las plantas y las montañas de Pandora es digna de admiración. Pero la primera impresión de encontrarnos ante un film de carácter ecológico que lo que pretende es hacer una dura crítica hacía el innato instinto de destrución que poseemos los humanos rapidamente se difumina para descantarse hacía los terrenos más trillados del más puro cine de acción y espectáculo.
Personajes demasiado esquemáticos como el fascista Coronel encarnado por Stephen Lang – con un parecido más que razonable con el T-1000 de “Terminator 2” – y una historia de amor por momentos algo almibarada humanizan esta producción “sobrehumana” llamada a ser una obra puntera de la ciencia ficción como hoy lo son “2001: Una odisea del espacio”, “Blade runner” o el primer “Matrix”, por poner unos pocos ejemplos.

El tiempo otorgará o quitará razón pero de lo indiscutible es que “Avatar” no sólo es el film de las Navidades sino que ha sido el título que más impacto y espectación ha levantado a lo largo del año, destronando a ese fenómeno imparable e incomprensible llamado “Crepúsculo”, y el film es pese a su falta de profundidad y a las deficiencias antes apuntadas, todo un espectáculo de evasión y disfrute que te guiará durante casi tres horas por un planeta desconocido, idílico, conciliador, del que convendría tomar buena nota.
La desmedida ambición de Cameron una vez más ha sido correspondida por el público, ¿Cuál será el titánico reto que su ego le impondrá?. ¿Necesitará otros 20 años para revolucionar nuevamente el cine por el empleo que hace de los efectos especiales en sus películas?.

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