lunes, 18 de febrero de 2008

Pozos de ambición


Epopeya sobre la familia, la fe, la religión, el poder y el petroleo, enmarcada en la California de finales del siglo XIX y primeros del XX, narra la vida y milagros de Daniel Plainview, desde que era un humilde minero hasta que se convierte en un magnate del petroleo. La película habla sobre los valores humanos y los conflictos que estos sufren cuando se mezclan con la ambición, la corrupción y el abuso del poder. Una perfecta metáfora que define el origen del capitalismo.
El cuarto y esperado trabajo de Paul Thomas Anderson se basa en la novela "Oil!", de Upton Sinclair, llega 5 años después de la extraña, caprichosa e incomprendida "Embriagado de amor". He leído demasiadas veces críticas que la califican prematuramente como una obra maestra, no estoy de acuerdo en absoluto, a pesar de tratarse de un estupendo filme y de otra actuación de Daniel Day-Lewis digna de recordar. Me parece muy desequilibrada la última media hora de su largo metraje, de una historia que prometía ser épica y termina siendo descarnada y sangrienta (el título original de la película desde luego es mucho más acertado y no engaña a nadie). A parte de un Daniel Day-Lewis (empezando muy moderado y terminando un pelín sobreactuado), destacan Paul Dano (el recordado hijo de "Pequeña Miss Sunshine" como el cura joven e influyente que planta cara al protagonista), Kevin J. O'Connor (como Henry, el hermano de Plainview), y el debutante Dillon Freasier (como su hijo y socio H.W.). Exquisita fotografía y puesta en escena, escelente vestuario y ambientación, extraña banda sonora de Jonny Greenwood (guitarrista del grupo "Radiohead").
Para mí "Magnolia" seguirá siendo la película más lograda y perfecta de Paul Thomas Anderson (aunque él mismo la califique de jodidamente larga), y seguiré teniendo en mente trabajos mucho más memorables de Day-Lewis. Aún con todo es una película muy recomendable, con un final (eso sí) que os dejará seguramente tan descolocado como a mí.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Por favor Daniel, eres un grandísimo actor, pero no sobreactues, no te hace falta. La película se deja ver pese al protagonista. Aún así es la mejor interpretación del año junto a Javier Bardem.