jueves, 17 de septiembre de 2009

LA OTRA CARA DEL ÉXITO (XIV)

JOHN GARFIELD
Jacob Julius Garfinkell
Nueva York (Estados Unidos), el 4 de marzo de 1913
Nueva York (Estados Unidos), el 21 de mayo de 1952


De ascendencia judía, vivió una infancia difícil en el Bronx. Al poco de perder a su madre con tan sólo 7 años empieza a frecuentar una banda callejera lo que le lleva directamente a un correccional hasta que alcance la mayoría de edad. Será allí donde tendrá que renunciar al primero de sus sueños, una dolencia cardiaca le obligó a abandonar para siempre la práctica del boxeo. Quiso voluntariamente ingresar en el ejército americano para combatir en la Segunda Guerra Mundial y la misma dolencia se lo impidió, segundo sueño frustrado. Adquiere después una afición por el teatro que completará con las enseñanzas de Maria Oispenskaya y Richard Boleslawski y funda una compañía, la “Group Theatre” junto a Clifford Odets, por la que desfilarán gente como Lee Strasberg, Elia Kazan o la malograda Frances Farmer. Firma un contrato con la Warner y debuta en la gran pantalla en 1933 con “Desfile de candilejas”, cinco años después con su tercer film, “Four feathers”, ya logró aspirar a la dorada estatuilla.
En la década de los 40 obtuvo un el reconocimiento con films tan recordados como “La vida es así” (1942), “Destino Tokio” (1943), “El cartero siempre llama dos veces” (1946), “La barrera invisible” (1947) – galardonada con el Oscar el mejor film de su año – y “Cuerpo y alma” (1947), uno de las ocasiones en que mejor se ha retratado el mundo del boxeo que además le proporcionó su segunda y última candidatura al Oscar. De este film se verían perjudicados Garfield, su director – Robert Rossen – y su guionista – Abraham Polonsky por la caza de brujas emprendida por el Senador McCarthy.
Tras finalizar en 1948 el contrato con Warner se vio involucrado en las investigaciones del Comité de Actividades Antiamericanas que le acusaban de ser simpatizante del Partido Comunista. No pudieron demostrarlo, ni consiguieron que Garfield diera un sólo nombre pero el daño estaba hecho. Su nombre figuraba en una lista negra y en Hollywood era poco menos que un proscrito.
Se ve obligado a volver al teatro, rechaza una obra crucial, “Un tranvía llamado deseo”, que cambiaría la vida de su joven y desconocido protagonista, Marlon Brando. Garfield soñaba en volver a estar en primera línea y la ansiedad que le provocó aspirar a un papel en el film “Taxi”, sumado al insomnio que sufría, le provocó una trombosis coronaria fulminante que terminó con su vida a los 39 años, tercer sueño frustrado. Su última aparición en pantalla fue en “Yo amé a un asesino” (1951), un film de cine negro que aspiraba a devolverle las mieles del pasado.

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