jueves, 8 de octubre de 2009

ALAN RUDOLPH: EL CINEASTA QUE CAYÓ EN EL OLVIDO

Alan Rudolph fue un respetado director independiente en la segunda mitad de la década de los 70 y la primera de los 80, su cine cuenta con algunas semejanzas con el del "outsider" por excelencia, Robert Altman, no obstante Alan fue su ayudante de dirección en "El largo adiós", "California split" y "Nashville". Rudolph, que se encarga también de escribir la mayoría de los guiones que dirije, retrata personajes solitarios, extravagantes y en cierta forma entrañables que cuentan con serias dificultades para relacionarse. Sus historias corales cautivaron durante un tiempo al público y Rudolph llegó a contar con una conjunto de actores fieles (Keith Carradine, Leslie Ann Warren, Geraldine Chaplin, Kris Kristofferson, Genevieve Bujold, Nick Nolte o Lori Singer).

La puesta de largo de Rudolph la produjo Altman, "Bienvenido a Los Ángeles" (1976), y fue un debút de lo más celebrado con un excelente reparto (Carradine, Sissy Spacek, Sally Kellerman, Harvey Keitel y Lauren Hutton) y argumento rico en amor, sexo y música. Después llegarían unos años dubitativos en los que se atrevió un poco con todo sin deslumbrar en nada: films de misterio - "Recuerda mi nombre" (1978) - , road movies - "Roadie" (1980) - , cine fantástico - "Especies asesinas" (1982) - , e incluso documentales - "Return engagement" (1983).

En 1984 filmó su tercer guión propio, "Elígeme", y la recepción crítica que obtuvo en su día alertó de las posibilidades de un director a tener muy en cuenta. Fue en su día el paradigma del cine independiente tras su exitoso paso por el Festival de Toronto donde recibió el Premio de la crítica. Tras la discreta "Songwriter" (1985) - las desventuras de dos cantantes country encarnados por Willie Nelson y Kris Kristofferson - Rudolph concibe otra de las piezas capitales de su filmografía, "Inquietudes" (1985), en donde vuelve a tejer un conjunto de historias que se entrecruzan en el Café de Wanda - nombre del personaje de Genevieve Bujold - ; después llegaría otra película de transición, "Hecho en el cielo" (1987), en el que al menos la pasión musical de Rudolph consigue jugosos cameos por parte de los músicos Tom Petty, Neil Young, Ric Ocasek y Mark Isham.

"Los modernos" (1988) es el tercer título que completa la trilogía dorada de Rudolph, en él se recrea el París de finales de los 20, su paso por el Festival de Venecia le reconcilió con un público que le creía en decadencia. No estaban muy lejos de la realidad porque en la década que se iniciaba, la de los 90, Rudolph perdería todo el crédito ganado con "Elígeme" e "Inquietudes" fundamentalmente.

"Amor perseguido" (1990), protagonizada por el hoy también olvidado Tom Berenger que interpretaba al detective que por encargo buscaba un amor dado a la fuga. A pesar de contar con un excelente reparto sufrió un duro revés en taquilla, sin embargo no se trataba de un film del todo desdeñable. "Pensamientos mortales" (1991) no fue más que un film de encargo a mayor gloria de la entonces pareja Bruce Willis y Demi Moore, y para muchos una forma descarada de venderse a la industria.

"Equinox" (1992) fue un nuevo barapalo crítico-comercial del que se recuperó al menos parcialmente con su siguiente trabajo, "Mrs. Parker y el círculo vicioso", que recreaba el ambiente intelectual del Nueva York de los años 20 - algo que la hermanaba a "Los modernos" - , la genial actuación de Jennifer Jason Leigh era la mejor baza con la que contaba el film. En "Afterglow" (1997) se daban cita las crisis matrimoniales y los intercambios de pareja, y contaba con unos contrastados trabajos de Julie Christie - candidata al Oscar - y de Nick Nolte - que encabezaría el reparto de los tres siguientes trabajos de Rudolph -.

"El desayuno de los campeones" (1999) adaptaba la novela de Kurt Vonnegut, Jr., y su resultado fue tan fallido que la gente salía espantadas de las salas. Uno de los repartos más desperdiciados que se recuerda (Nolte, Willis, Albert Finney, Barbara Hershey, Glenne Headley). "Trixie" (2000) y "Misterios del sexo" (2001) fueron nuevas muestras de grandes talentos desperdiciados en obras de cartón piedra. El descrédito del que goza actualmente Alan Rudolph es tal que ni siquiera su último film "The secret lives of dentists" (2002) llegó a estrenarse en nuestras pantallas.

Altman supo remontar el vuelo después de años y años de ostracismo, cerrando clamorosamente una larga e irregular carrera; Rudolph podría haber puesto punto y final a la suya del modo más ingrato: el desánimo por la poca trascendencia que tenían sus guiones podrían haberle llevado a abandonar el mundo del cine. Lo cierto es que ahora vive sumido en un autoimpuesto retiro y no se le conocen proyectos a la vista.

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