martes, 15 de abril de 2008

LA (INFRAVALORADA) LABOR DEL MONTADOR


Muchas veces cuando pensamos o hablamos de un film rápidamente lo asociamos al director que lo firmó. El director es la persona que llevó las riendas de todo el proceso durante la pre-producción y el rodaje. Pero una vez finalizado el mismo quedan muchos meses de trabajo, la llamada post-producción, y ahí es donde entra la olvidada figura del montador, que trabaja codo con codo con el director. El montaje se remonta a primeros del siglo XX y a D.W. Griffith se le reconoce como el padre del llamado montaje clásico con su revolucionaria película "El nacimiento de una nación". En un principio no se le consideraba un trabajo para hombres y lo desarrollaban mujeres ya que era casi visto como un trabajo de corte y confección. ¿Pero que hubiera sido de los films que tanto adoramos sin ese montador que durante meses y meses se estrujó la cabeza entre cuatro paredes?. Sin duda no serían los mismos que hoy conocemos.
El montador es la única persona que no está durante el casting, ni durante la preparación del film ni siquiera en el rodaje, probablemente no llegue ni a conocer a los actores ni a los técnicos que han intervenido en el proyecto. El montador es un profesional que en un lúgubre cuarto recibe a un director con cientos de horas de grabaciones y trata de poner orden a semejante caos en un proceso consensuado (y seguro que a veces hasta tortuoso) con su director.
El montador le da el ritmo a la película, hace que esta tenga un sentido u otro, impregna un estilo narrativo, da más énfasis a determinadas acciones, decide que es prescindible y que no, y saca lo mejor de las interpretaciones de los actores de las cientos de tomas rodadas.
Las carreras de cuadrigas de "Ben-Hur" no serían igual sin John D. Dunning y Ralph E. Winters, y la persecución por las calles de San Francisco de "Bullitt" tampoco sin Frank P. Keller. ¿Habríamos pasado la misma tensión sin los sutiles montajes de Verna Fields ("Tiburón") y Terry Rawlings ("Alien")?. ¿La estética ciberpunk de "Matrix" habría sido igual sin el meritorio montaje de Zach Staenberg?. ¿Y el célebre asesinato en la ducha de Janet Leigh en "Psicosis" habría pasado a la historia sin George Tomasini?.

Definitivamente NO; el director siempre se lleva las mieles de la gloria, pero...
¡Señores, un respeto a todos estos magníficos artesanos en la sombra!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me congratula comprobar que en este blog no solo se leen noticias y cosillas freak, sino que tambien tenemos el placer de culturizarnos cinematograficamente.
Lo dicho, un gusto leerlo.

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, sobre aspectos del cine que muchas veces, por desconocido, quedan en el olvido.
Un prodigio del montaje es "El acorazado Potemkin" de Einsestein, en concreto la escena de la escalera.. lo mejor que he visto nunca, y mira que tiene años!!
Un placer leer cosas como las que escribes aquí.
Saludos!!