viernes, 19 de septiembre de 2008

TALKING HEADS, HERIDAS QUE NI EL DINERO PUEDE CURAR

Con las reuniones el pasado año de grupos como The Police, Genesis, Return to Forever, Crowded House, Smashing Pumpkins, Led Zeppelin (para un solo concierto), The B-52’s, The Jam (pero sin Paul Weller), Spice Girls, Héroes del Silencio, Tequila, Nacha Pop… cabe preguntarse, ¿se alinearon los planetas... o es que la economía está tan mal como dicen?.
Pero por mucha crisis y por mucha explicación astronómica que tratemos de buscarle habrá un grupo al que me temo que no volveremos a ver juntos, Talking Heads.
Me gusta investigar sobre grupos de los que poco o nada conozco y recientemente en Milán me compré un recopilatorio de los “Cabezas parlantes” (los Greatest Hits suele ser una manera perfecta para quedarse con la esencia de un grupo o para iniciarse en su música) y después he leído un libro también sobre su historia.
Nunca me convertiré en un devoto de ellos pero tengo que reconocer que solo por temas como “Take me to the river”, “Heaven”, “Once in a lifetime”, “Burning down the house”, “Wild wild life”, "And she was" y “(Nothing but) flowers”, el dinero fue muy bien empleado.

Formados en 1974 por David Byrne (Voz y guitarra), Jerry Harrison (Guitarra y teclados), Tina Weymouth (Bajo) y Chris Frantz (Batería), se desmarcaron desde un principio del movimiento imperante de la época, el Punk, ellos no vestían extravagantes, no se hacían crestas de colores y además tener una integrante femenina en la banda no era precisamente una muestra de rebeldía para los tiempos que corrían. A pesar de ser británicos fueron descubiertos en Nueva York al telonear a los Ramones en el recientemente desaparecido CBGB.
Tras un exitoso single de presentación (“Love-building on fire”) en 1977 presentan su primer álbum homónimo. Las críticas fueron excelentes pero las ventas discretas, Byrne quería para el segundo trabajo contar con un productor de renombre, pensó en John Cale o en Brian Eno, finalmente sería el segundo el que produciría sus tres siguientes trabajos: “More songs about buildings and food” (1978), “Fear of music” (1979) y “Remain in light” (1980), imponiendo su archiconocida sobreproducción, imponiendo su autoría en los temas y generando tensiones y malestares en el grupo. De esta etapa de fricciones nunca se recuperarían y el matrimonio que formaron Chris Frantz y Tina Weymouth decidieron formar un grupo paralelo Tom Tom Club, conocieron un moderado éxito pero no tardaron en comprender que sin la figura de David Byrne no conseguirían el apoyo unánime de las discográficas.
David Byrne empezó a investigar por su cuenta y magnificó su excentricidad y su vanguardismo: compuso una obra musical de 8 horas para Broadway, indagó en los ritmos africanos, en la música salsera y caribeña y en la música oriental, recibiendo posteriormente un Oscar por ello.
“Speaking in tongues” (1983) fue la confirmación de que los Talking Heads aún tenían algo que decir y sería el último álbum que sería plasmado en directo. La grabación de una de estas actuaciones dejaría uno de los mejores DVD musicales de la historia: “Stop making sense”, de Jonathan Demme.
“Little creatures” (1985), fue el trabajo más pop y accesible de la banda, después llegarían “True stories” (1986) (banda sonora de la película escrita, dirigida y protagonizada por Byrne) y finalmente “Naked” (1988), su testamento musical.

Estaba claro que la personalidad excesiva de Byrne acabaría con el futuro de la banda, era cuestión de tiempo. Desde entonces ha desarrollado una obra variada, muy difícil de seguir a veces, apartándose del rock y obsesionándose con la salsa y la música más bailable. Byrne cumplió su sueño de cantar con Celia Cruz y debido a su pasión por el flamenco alguien incluso le engañó para que cantara con Peret. Cuando le hablan de resucitar a su viaja banda a Byrne le sale urticaria, parece que las heridas son tan profundas que ni el dinero las puede curar.
Chris y Tina siguieron con Tom Tom Club y en 1996 consiguieron reclutar a Jerry Harrison para montar un grupo, The Heads, que lanzó un único álbum de irónico título, “Not talking just head”. El resultado fue un desastre absoluto.

1 comentario:

Nahim de Forvik dijo...

La verdad es que si quisieran podrian llenar estadios enteros. Pero el carcamal de David Byrne no da su brazo a torcer. Pero yo no pierdo la esperanza. Una banda con una bestia con un millón de toneladas de ego como fue The Velvet Underground volvió a reunirse un par de veces. David Byrne ha hecho una carrera bastante decepcionante en comparación de su gigantesca obra con los Heads, pero ha descubierto a gente como Jim White, ha coloborado con Morcheeba o ha montado el sello Luaka Bop. Y Jerry Harrison a pesar de tener una carrera en solitario bastante raquítica, ha hecho un trabajo ingente produciendo a muchos grupos, en que destaca el Throwing Copper de los Live. Saludos!