Los Estudios Universal, ese museo de cartón piedra que se encuentra en California, ha sufrido un devastador incendio según parece provocado.
Las llamas han reducido a polvo una parte de nuestra memoria cinematográfica, se ha perdido para siempre esa plaza tan reconocible ambientada en la década de los 50 en la que Michael J. Fox montaba en monopatín (en efecto hablo de "Regreso al futuro"); la maravillosa recreación del Nueva York de los años 30 en el que un gorila gigantesco campaba a sus anchas bajo la batuta de un director barbudo y megalómano (sí, sí, se trata de "King Kong"), es ya cenizas; y lo que es peor, ese viejo y desasosegante caserón en el que a través de una ventana se adivina la silueta de una anciana, y en el que un orondo director amante de las rubias disfrutó de lo lindo haciéndonos pasar un mal rato (¡si llegado a este punto no sabes que hablo de "Psicosis" es que estás muy verde, chico!), de ese viejo caserón no quedan ya ni las astillas. Y no hablemos del material gráfico y fílmico que habrán perdido futuros lanzamientos videográficos.
Pero como el espectáculo tiene que continuar y el negocio también, los Estudios Universal han vuelto a abrir sus puertas, ya no estarán esas lindezas de las que he hablado, pero habrá otras y si no ya se encargarán de inventarlas. Y es que el cine es una maquinaria imparable que no sabe de nostalgias.
2 comentarios:
Que los abran en cuestión casi de horas, es cosa de los judíos al mando de Hollywood. Jajajaja! xP
¡Malditos hijos del mal!, ¿no?
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