4 de junio:
- "Dos hermanos", de Daniel Burman.
El cuarto film de James Gray ha recibido las mejores críticas de su corta, y hasta ahora, reconocible trayectoria. Este hecho no ha evitado que hayan tenido que transcurrir dos años para poder ser vista en nuestras pantallas. Gray es un cineasta que se ha tomado su tiempo entre cada uno de sus proyectos y cuya obra podría perfectamente conformar una trilogía por las similitudes de sus temáticas, planteamientos e incluso desenlaces.
“Two lovers” se presenta por lo tanto como un film aislado, que rompe bruscamente con el componente violento de los films precedentes de Gray, pero en el que se mantiene esa obsesión por presentar a la familia como un seguro salvavidas o como un pesado lastre, dependiendo los ojos que lo miren. Se trata de un film atemporal – en realidad su historia podría suceder en las 4 últimas décadas americanas – en el que la sobriedad y austeridad de la ambientación, lo contenido y ajustado de su guión, se complementan a la perfección con el tono desencantado y derrotista del film. Las interpretaciones del trío protagonista, Gwyneth Paltrow, Vinessa Shaw y un Joaquin Phoenix en estado de gracia, se encargan de darle aún mayor relevancia al film. Sin olvidarnos de la recuperada Isabella Rossellini que está especialmente memorable y que tiene a su cargo la escena más entrañable de todas.
Leonard (Phoenix) es un treintañero depresivo que ha vuelto a vivir en casa de sus padres después de que su prometida decidiera abandonarle definitivamente. El trastorno bipolar que padece,el aislamiento y las tentativas de suicidio mantienen a sus progenitores con el alma en vilo, por tal motivo deciden presentarle a Sandra (Shaw), la hija del futuro socio que ayudará a impulsar el negocio familiar de cara al futuro. Los planes se alterarán cuando Leonard conozca a Michelle (Paltrow), su nueva vecina, una joven impulsiva y caprichosa que mantiene una relación sentimental con un hombre casado y que coquetea peligrosamente con las drogas. A Leonard se le presentarán dos alternativas, complacer a sus padres y quedarse con la chica dulce y comprensiva que representa Sandra, o por el contrario seguir los designios de su corazón y quedarse con la chica alocada y rebelde que representa Michelle, con la cual el futuro es más incierto e improvisado.
Se trata de un film tan sincero y realista que es complicado no involucrarse casi desde un primer instante en el destructivo trío que Leonard crea por su indecisión, por su falta de madurez o por la confusión mental que le provoca su enfermedad. “Two lovers” apuesta firmemente por el más árido y puro realismo, dejándonos la sabia lección de que a veces las decisiones que tomamos no las elegimos nosotros, se deben más bien a caprichos del destino o a que otros decidieron elegir por nosotros.
“Two lovers” es la obra más inspirada y adulta de Gray hasta la fecha – como dije en su día “La noche es nuestra” me pareció insatisfactorio -, un film conmovedor, maduro, que haya una extraña belleza en lugares urbanos y sórdidos y que supone un poderoso rayo de luz dentro de la más bien mustia cartelera actual.
Cinco años ha estado desaparecido de la gran pantalla el realizador afroamericano F. Gary Gray, su regreso se debe, en parte, a la insistencia de su buen amigo Jamie Fox quien le animó a que aportara su estilo visual a un film tan descaradamente comercial como “Un ciudadano ejemplar”, que a su vez está protagonizada y producida por otro actor recientemente encumbrado a la categoría de estrella, el escocés Gerard Butler. Este film es un claro vehículo para su lucimiento.
Si la falta o no de talento de Gray podría generar un largo debate, la falta del mismo por parte del guionista Kurt Wimmer se perfila como indiscutible. En su mediocre carrera se cuentan films muy poco relevantes como “Esfera” (1998), “Equilibrium” (2002), “La prueba” (2003), “Ultraviolet” (2006) o “Los amos de la calle” (2008). Wimmer con “Un ciudadano ejemplar” ha cavado su propia tumba… otra vez.
El argumento del film, cuyo título más fidedigno con respecto al original habría sido “Un ciudadano respetuoso con las leyes”, se puede resumir con facilidad en un sólo párrafo. Clyde Shelton (Butler) asiste impotente al asesinato de su mujer y de su única hija. Del caso se encarga el abogado Nick Rice (Fox) tan deficientemente que el veredicto final resulta hacer poca justicia. Pero ese cariñoso padre, ese atento marido, ese ciudadano ejemplar planea durante 10 años su venganza para dar un escarmiento a todo aquel que no se molestó en evitar que los asesinos quedaran impunes.
El film cuya temática nos remite a films de los 70 como “Harry el sucio” (1970) o “Yo soy la justicia” (1974) y primeros de los 80 como “Los jueces de la ley” (1983) llega con la mera excusa el hacer una crítica del sistema judicial americano. Cualquier clase de crítica queda diluída en un espectáculo tan fascistoide, efectista, hiperviolento y tramposo como el que nos ofrece “Un ciudadano ejemplar”.
Manisfestar que el film tiene un ritmo ágil y que para mucha gente incluso pueda resultarle entretenido no es obstáculo para afirmar abiertamente que se trata de un sinsentido de principio a fin. El guionista creyó que con la inclusión de una elipsis de 10 años todo estaría permitido, pero el argumento es una concatenación de absurdeces, el tira y afloja abogado-cliente no funciona como no funciona la química entre los dos actores protagonistas que no hacen aquí precisamente sus mejores actuaciones, y sí pensamos un poco en el confuso mensaje que transmite el film pues directamente podemos sentirnos ofendidos cuando no cabreados. Parafraseando su título, no se trata por tanto de un film ejemplar, más bien es un ejemplo de que no todo vale con tal de ofrecer espectáculo. Un autentico despropósito.
"FAIR GAME" (Doug Liman, 2010).
El director que inició la saga de Jason Bourne y que felizmente juntó a Angelina Jolie y Brad Pitt, también ha sido el responsable de que Penn y Watts coincidan por tercera y hasta ahora última vez. En esta ocasión defienden un film de denuncia política, que una vez más centra sus miras en la guerra de Iraq y en el controvertido mandato del ex-presidente George W. Bush. Se airea el "Caso Plame", en el cual un diplómatico y ex-embajador (Penn) después de cuestionar públicamente los motivos que Estados Unidos tiene para invadir Iraq ve como la identidad de su mujer (Watts) como agente de la CIA es puesta en revelada. Sus vidas se convertirán a partir de entonces en un infierno. A su paso por Cannes ha recibido un adjetivo generalizado por parte de la crítica: reiterativa.
* "Jonah Hex" se estrena en USA el próximo 18 de junio, España aún no tiene fecha de estrena.
Hace ahora exactamente dos años “Iron Man” superaba ampliamente las expectativas, por un lado se convertía en el tercer film más taquillero del año en Estados Unidos, y por otro obtenía el entusiasmo de la crítica que no dudaba en elogiar las muchas virtudes del film. No era un mal comienzo para la Marvel Entertainment que con esta adaptación debutaba en cuanto a funciones de producción se refiere. Las optimistas cifras del primer fin de semana dio luz verde a su secuela, sin embargo “El increible Hulk”, estrenado sólo un mes después, no tendrá continuidad al no cumplir los objetivos fijados.
“Iron Man” convirtió a Downey Jr. en una estrella, redimiéndole de un tormentoso pasado en el que llegó a estar en prisión, y como tal se permite el lujo de estrenar tres films en lo que llevamos de año – el que nos ocupa además de “Sherlock Holmes” y “El solista” que pasó algo más desapercibida – y de imponer su criterio en “Iron Man 2” designando él mismo al guionista que para más inri trabajó sobre una idea el propio Robert, de colocar a su mujer, Susan, como productora del film y de elegir al villano de turno, su amigo de correrias Mickey Rourke. Y todo esto obviando el hecho de que su caché habrá subido considerablemente con respecto a la primera parte.
“Iron Man 2” prosigue donde nos dejó la anterior, con un Tony superado por su vanidad y reconociendo ante la prensa que él se esconde bajo el sofisticado traje del “hombre de hierro”, este anuncio la traerá no pocos problemas con la justicia ante su negativa a entregar al Ejército Americano los secretos y avances de su armadura – de una aleación de acero y titanio – por miedo a que los éstos caigan en malas manos.
Entre las novedades que presenta esta secuela está un oponente de la talla de Ivan Vanko, interpretado como antes he dicho por Mickey Rourke, un brillante físico ruso repleto de tatuajes, recuerdos de sus larga estancia en la cárcel, y con un mortífero látigo como arma para vengar la desgracia en la que cayó su padre y él mismo por culpa del fallecido progenitor de Tony Stark. La venganza que anhela Vanko es hacerle pagar a Tony Stark en 40 minutos lo que ellos padecieron durante 40 años. El personaje pese a las posibilidades resulta algo incompleto por falta de desarrollo.
“Iron Man 2” cuenta también con una presencia un poco más destacada de Nick Furia (Samuel L. Jackson quien en la primera parte tan sólo hacia un cameo al finalizar los títulos de crédito) cuyo única justificación parece ser la promoción de esa reunión de superhéroes que llevará el título de “Los vengadores”. Un film en conjunto totalmente decepcionante con una lucha final caótica, exagerada y ruidosa, con un Tony Stark que ha perdido parte de su chispa, por culpa de unas líneas que no están a la altura y de un actor como Robert Downey, Jr. demasiado seguro y confiado de su valía y carisma. El problema, como siempre, es haber tenido demasiadas espectativas y, cierto que el film que nos ocupa no es un desastre absoluto como “Daredevil” – por poner un ejemplo que todo el mundo entienda - , pero mientras que “Iron Man” era un film de superhéroes inteligente y adulto, su secuela por el contrario es un descarado Blockbuster únicamente destinado a devoradores de palomitas. Pero como la taquilla es la que manda, dentro de otros dos años tendremos una nueva entrega de “Iron Man”, esta vez en el novedoso e innecesario sistema 3D.
La directora británica Andrea Arnold cuenta con un curriculum abrumador. Con su primer corto, “Wasp” (2003), se llevó un Oscar, y con sus dos únicos films ha recibido los premios del jurado del Festival de Cannes, “Red road” (2006) que se estrenó de tapadillo hace casi 3 años y en la cual ofrecía un thriller desasosegante sobre la videovigilancia en la que demostró un dominio innato a la hora de reflejar el aislamiento de la mujer dentro de un entorno marginal y misterioso. Lejos de rozar la perfección, fue al menos una carta de presentación más que digna, de la que ahora nos llega su continuación, “Fish tank”, una obra mucho más notable.
Enmarcada dentro del realismo británico y comparada hasta la saciedad con el cine prototípico de cineastas como Mike Leigh o Ken Loach, aunque carente de la ironía del primero y de la incisiva carga crítica del segundo, “Fish tank” se preocupa más en dar consistencia a un retrato de rebeldía, el de una joven que vive en un barrio marginal de Essex y que no encaja en ninguna parte, ni dentro de su desestructurado nucleo familiar ni entre la gente de su mismo ambiente.
La quinceañera Mia (interpretada con asombrosa naturalidad por la debutante Katie Jarvis) es un personaje omnipresente en “Fish tank”, su inconformismo, su rabia contenida y sus ansias de libertad son seguidos de cerca por una nerviosa e improvisada cámara, sus sensaciones se nos presentan también en forma de cegadoras rafagas de luz o de sutiles ralentizaciones de sus imágenes. Las únicas ocasiones en que Mia se siente libre es cuando ensaya sus bailes de rap en un piso abandonado, cuando recupera el aliento mira con extrañeza desde la ventana el mundo que la rodea como un pez dentro de una pecera – no por casualidad “Fish tank” significa precisamente eso, pecera -.
Esta ambigua relación refuerza el film, aunque por desgracia su desenlace – del que conviene no desvelar nada – resulte algo forzado dentro de una historia que hasta ese momento se ha caracterizado por la contención y por el más crudo realismo. Sin llegar a desvirtuar el resultado sí que descoloca e incluso incomoda durante un rato al espectador, porque al igual que hacía Winterbottom en la excelente “Genova” hace que una sensación de peligro se apodere del relato en su último tercio.
“Fish tank” es un canto a la libertad visto desde la insolente juventud – con una poderosa metáfora recurrente en todo el relato, el empeño de la joven por poner en libertad a un caballo blanco que permanece atado con cadenas a una gran roca – y también es un relato sobre el despertar de la inocencia para entrar en el cruel mundo de los adultos, un mundo en el que la decepción es la primera de las enseñanzas. Por último es un relato de venganza. Un excelente film, pese a los inconvenientes apuntados, que sienta las bases de una obra que puede dar mucho que hablar.
