sábado, 16 de octubre de 2010

LA OTRA CARA DEL ÉXITO (XXVI)


HAING S. NGOR
Samrong Young (Camboya), el 22 de marzo de 1940
Los Ángeles, California (USA), el 25 de febrero de 1996

La actuación se cruzó en la vida de Haing de la manera más casual debido a que conoció de buena mano la crueldad del Regimen de los Jemeres Rojos en su Camboya natal. Él como cirujano y ginecólogo que era tuvo que ocultar su formación académica ya que el Regimen militar hostigaba especialmente a los profesionales e intelectuale. Finalmente fue confinado en un campo de concentración en donde tuvo que soportar el presenciar la muerte de su esposa embarazada por no recibir una cesarea que él podría haberle efectuado perfectamente. De hacerlo Haing se habría delatado y habría sido asesinado junto a su esposa por ocultar su ocupación.
Ya viviendo en Estados Unidos se le presentó la oportunidad de dar a conocer al mundo los genocidios cometidos por la organización guerrillera camboyana conocida como los Jemeres Rojos entre los años 1975 y 1979 a través del film “Los gritos del silencio” (1984), que recibió 3 Oscar de la academia, uno de ellos para Haing como actor secundario por su convincente y conmovedor debút.
A partir de entonces compaginó su profesión de ginecólogo con sus intermitentes apariciones en pantalla en films generalmente de escasa entidad de los que destacan especialmente “El triangulo de acero” (1989), la hoy olvidada y estimable “Mi vida” (1993) y “El cielo y la tierra” (1993), film con el que Oliver Stone cerró su trilogía sobre la Guerra del Vietnam. En la pequeña pantalla se le pudo también ver habitualmente en series como “Corrupción en Miami”, “Hotel”, “Autopista hacia el cielo” o “Playa de China”.
En febrero de 1996 Haing fue asesinado por una pandilla de jovenes que quiso robarle y a los que se negó a darle un objeto que contenía una foto de su difunta esposa, al menos aquella fue la versión oficial porque muchos quisieron ver en esa cobarde acción un ajuste de cuentas por parte de militantes supervivientes de los Jemeres Rojos. Un final demasiado injusto para alguien que había pasado tantas penalidades en su Camboya natal y que había emigrado a los Estados Unidos con la idea de poder llevar una vida tranquila y digna.

No hay comentarios: