jueves, 2 de septiembre de 2010

EL ENIGMA DE BRUNO S.

La muerte de Bruno S. ha pasado muy desapercibida para todo aquel al que no le motive el cine del alemán Werner Herzog. En realidad Bruno S(chleinstein). no era un actor propiamente dicho, era un músico itinerante y un pintor al que Herzog descubrió a finales de los 60 por casualidad visionando un documental sobre músicos callejeros. Cuando el controvertido cineasta decidió llevar a la gran pantalla un misterio que desconcertó a la sociedad alemana de mediados del siglo XIX, la aparición en Nuremberg de un joven en estado semi-salvaje que dio lugar a mil y una teorías, aunque ninguna de ellas concluyentes.

Aquel joven de 16 años, Gaspar Hauser, había vivido desde los 3 encadenado como un animal, privado de todo contacto humano y alimentado únicamente por pan y agua. En su bolsillo portaba dos cartas explicando su supuesto origen, solo farfullaba algunas frases y lo único que le habían enseñado a escribir era su nombre. Se convirtió inmediatamente en una atracción pública y en sólo seis semanas aprendió a leer y a escribir. Las dudas con respecto a su pasado le hicieron volver a vivir en la clandestinidad bajo nombres falsos mientras aprendía rápidamente filosofía, latín y ciencias. Después de haber sufrido dos intentos de asesinato, finalmente Gaspar Hauser moría acuchillado a los 21 años, sólo 5 después de haber sido liberado.

Nunca se supo de donde venía realmente Gaspar Hauser, unos dicen que se trataba del hijo bastardo de la Famila Real de Baden, de ahí que no quisieran que nadie supiera de su existencia y que les conveniera que Gaspar permaneciera en silencio como siempre había estado, mientras que otros opinan que era el hijo ilegítimo de Napoleón Bonaparte. Su breve y horrible estancia por la tierra sirvió para bautizar a un síndrome, aquel que padecen los niños privados de afecto paterno o distanciados del contacto con otros seres humanos.

Herzog creyó que el único que podía encarnar a Gaspar Hauser era Bruno S., a pesar de tener entonces 43 años y ningua experiencia previa como actor. Sí alguién podía entender perfectamente ese personaje era él. Bruno S. fue el hijo no deseado de una prostituta cuyos maltratos le hicieron perder la audición de un oído. Entre los 3 y los 26 años estuvo internado en una institución psiquiátrica, su aislamiento social despertó sin embargo algunas inquietudes artísticas que después iría desarrollando. "El enigma de Gaspar Hauser" (1974) se convirtió en un título capital, no ya sólo de la obra de Herzog, sino de toda la historia fílmica alemana.

En 1977 Bruno S. volvió al cine de la mano nuevamente de Herzog, quien le escribió expresamente para él "Stroszek" en sólo 4 días, fuertemente influenciado por la propia vida de Bruno. "Stroszek" volvía a críticar la hipocresía moral y el aislamiento en titánicas sociedades como la americana. Este revulsivo del sueño americano supuso la última colaboración entre el cineasta y su particular descubrimiento. Antes de tener que rodar cada secuencia Bruno S. sufría severos y violentos ataques de ansiedad, después de participar ese mismo año en otro film, "Liebe das Leben, lebe das Lieben", Bruno regresó a tocar por las calles por voluntad propia y no volvió a aceptar un papel hasta pasados 33 años. Se trataba de "Phantomanie" (2009), y su intervención en el mismo se debía al cariño y gratitud que sentía hacía su director Miron Zownir, realizador que le había demostrado una rendida admiración al encargarse de analizar su propia vida y obra en dos interesantísimos documentales.

"El desconocido soldado del cine alemán", como le definía Herzog, murió a los 78 años en Berlín el pasado 11 de agosto y no se le ha prestado toda la atención que merecía a una personalidad tan caleidoscópica como la suya, con una vida que bien daría para un guión cinematográfico de primer orden. A él parecía importarle muy poco la condición de actor de culto que ostentaba por haber protagonizado dos únicos films... ¡¡pero que films!!.

2 comentarios:

babel dijo...

Tú lo has dicho, qué films!. Excelente resumen, Kasker. No sabía que había muerto: las vacaciones, que te desconectan...

Un saludo.

Kasker dijo...

Una vez más gracias por tu visita. Espero q el verano haya sido reconfortante. Hasta los frikis merecemos vacaciones!. Un saludo.