Desde que debutara contundentemente con su primer largometraje, "Tumba abierta" (1994), Danny Boyle no ha hecho otra cosa más que sorprender, generalmente para bien - "Trainspotting" (1996), "28 días después..." (2002), "Millones" (2004) y "Sunshine" (2007) - , aunque cuando mete la pata, la mete hasta el fondo - "Una historia diferente" (1997) y "La playa" (2000) - . "Slumdog millonaire" (2008) le reconcilió hasta con los más excépticos y el alubión de premios no hizo más que constatar que, su gusto por provocar, su capacidad para no repetirse, su obsesión por un montaje frenético y su excelente olfato para unir música e imagenes, eran debidamente reconocidos en la gran industria.
A un éxito de esta envergadura le sigue ahora otro proyecto cuanto menos que sorprendente, que se encuentra temáticamente a años luz del anterior aunque con idénticos deseos de impactar visualmente. El nuevo film de Boyle se titula "127 hours" y en él se cuenta la epopeya real del alpinista Aaron Ralston, todo un amante del riesgo, quien durante una escalada por un cañón de Utah quedó atrapado por una enorme roca que le aplastó uno de sus brazos. Aaron no se rindió y durante 5 interminables días, sin comida ni agua, luchó por liberarse. Aunque ese no era el mayor de sus males, sí vencía ese escollo tenía aún que cruzar 8 millas para encontrar ayuda.
James Franco es el protagonista absoluto del nuevo film de Boyle , el cual, por cierto, tiene una primera hora sin diálogos en la cual el director se dedica a recrearse retratando como tan bien sabe los inabarcables y desolados parajes de Colorado. Las ascendentes Kate Mara ("Iron Man 2") y Amber Tamblyn ("Más allá de la duda") completan un reparto en el cual se recupera brevemente al desaprovechado - en cine, entiéndase - Treat Williams, del cual acaba de editarse en una edicción irresistible de "El príncipe de la ciudad", una de las mejores obras de madurez del maestro Lumet. Y antes de que siga divagando observen las posibilidades que puede ofrecer lo nuevo de Danny Boyle.
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